Oficio de tinieblas

Oficio de tinieblas
sclc/vlátido

viernes, octubre 29, 2004

Simplemente aguardentoso


· Simplemente aguardentoso


Supongo que a nadie le pudo escuchar mentadas de madre durante casi tres horas; tampoco nadie chistó cuando Alejandro Lora, después de una de tantas canciones, se detuvo un momento para mentarle la madre a un espectador que, según él, no cesaba de recordarle a su jefecita; y también supongo que todos al menos tararearon sin pudor las rolas más simples de El Tri que, a decir verdad, son la mayoría.

Qué iba a importar, si el chiste era echar desmadre “como en la secundaria, niños”. Y sí, el desmadre también vale la pena en los conciertos rocanroleros, esos que se alejan concientemente de la poesía y del genio musical. Uno sabe a lo que va, no hay más.

La voz aguardentosa de Lora, fea (sólo pudo haber sido vocalista de El Tri), pidió aplausos, mentó madres, explicó el funcionamiento eyaculatorio de su bajo (eléctrico) y ejemplificó ese pasito que suele practicarse por las noches, o donde nos agarre la urgencia. (De arriba hacia abajo, con los brazos).

EL Tri, que tocó hace una semana en Tuxtla, ha sabido ganarse a ese sector que prefiere las cosas sencillas, sin mucha retórica. Aunque, claro, habrá quienes con razón se avienten el paquete de criticarlo porque no se le puede comparar, por ejemplo, con los grandes gurús mexicanos, españoles o cubanos.

Para ser sincero, y que no se diga que me dedico a escribir ditirambos, sus producciones recientes me parecen una mierda. No sé por qué ese empeño de cantarle a la “virgencita”, ni que estuviera tan buena. (Y fue de las más coreadas, ¡ups!).

Lo mejor es su producción ochentera, con cortes rescatables, como esa del “Vicioso”, “Metro Balderas”, la multichoteada “Triste canción”, “FZ10”, “Seguro de vida” o “Mente roquera”; estos sí son buenos discos: Simplemente, Hecho en México y Otra tocada más, al que debemos de agregar, por supuesto, el En vivo en la cárcel de Santa Marta.

Lo que El Tri supo hacer bien fue volver a poner en circulación temas como “Es lo mejor”, “Blues de la llanta”, “Ya me voy”, “Chavo de onda”, “Oye”, de la época setentera. Digo que estuvo bien porque, aunque se dude, reunió a distintas generaciones de roqueros, como se vio la semana pasada en su concierto.

Demasiado furor

No puede dejar de leer la columna Demasiado furor, del “maese” Esdras Camacho. Reseñas de libros, películas y otras vainas en las páginas de La voz, los miércoles, así como en la revista electrónica Estesur, www.estesur.com.


mentas: vlatido@yahoo.com.mx

miércoles, octubre 20, 2004

Más utopías



· Más utopías



La adopción del neoliberalismo se relaciona con la muerte y construcción de las utopías. Hacia del final de la década de 1980 murió la utopía comunista, al menos como sistema de gobierno. Un mundo mejor, sin diferencias, sin pobreza fue desplumado. El neoliberalismo enarboló esa misma bandera. Propuso construir un mundo en el que abundara la riqueza y, sobre todo, la libertad. Pero sin resolver las contradicciones del capitalismo. Sí, es una utopía, pero construida por unos cuantos.

La aceptación del neoliberalismo se debió a la adopción de la esperanza del bienestar material. Habrá dinero para todos, el avance tecnológico nos alcanzará, el librecambio nos beneficiará: todo con la finalidad de perpetuar el capital monopólico.

La nueva oleada liberal apuesta por la reducción de la participación del Estado en el orden económico, pero también en lo social. Es el sueño de los neoliberales y de quienes creen firmemente en él. Pero esta postura encierra una contradicción. Una de las consecuencias del neoliberalismo es el incremento de la pobreza y por lo tanto del descontento social. Para seguir perpetuándose, los gobiernos neoliberales tendrán que recurrir al autoritarismo. Y es que el neoliberalismo no resuelve las contradicciones por todos conocidos del capitalismo. Al contrario, las acentúa.

La libertad individual también encierra una contradicción. En el neoliberalismo tampoco hay opciones para decidir. El sistema presenta una serie de opciones que siempre llevan a lo mismo: al consumismo. Moldean al hombre deseable para el consumo, fenómeno neoliberal por definición.

La libertad y la igualdad que cacarea el neoliberalismo son en esencia sus antivalores. Es una libertad imaginaria que siempre lleva al mismo fin; es una igualdad que no reconoce las condiciones materiales, solamente reconoce la misma oportunidad de competir.

El sistema se vale de múltiples artimañas para perpetuarse. Es un sistema que corrompe, que propicia el individualismo, la satisfacción personal, que crea nuevos dioses. Es un sistema engañoso.


Polilla

El lunes de esta semana apareció, en las páginas de La Voz del Sureste, el suplemento Polilla, editado por el Colectivo Gambusino, integrado por historiadores en ciernes. Será un suplemento que verá la luz cada quince días. Un agradecimiento al buen Ciro Castillo y en general a este medio, por abrir espacios.


mentas: vlatido@yahoo.com.mx

martes, octubre 12, 2004

El Personal ni de relajo iba a misa


· El Personal ni de relajo iba a misa


No es necesariamente ácido lisérgico combinado con una gran dosis de humor lo que produce el placer de El Personal. Pero sí es acidez y sí es humor lo que corre por las liras de este grupo que ha quedado, con justa razón, para la historia.

Aparecieron con ritmos y canciones diferentes, combinando reggae, rock guapachoso, foxtrot y bolero con la voz peculiar del buen Julio Haro. Pero las letras, esas sí que son chidas: deambulan, a simple vista, por lugares comunes para caer en la crítica picante y súper divertida que, con la música, se convierten en un gran festín para los oídos de cualquiera.

Poco a poco los de El Personal se fueron acabando, muriendo. Pero dejaron huella en la escena del rock que se hace en México. Este grupo, de Guadalajara, apareció formalmente para la industria, en el buen sentido de la palabra, con el disco No me hallo, en la segunda mitad de la década de 1980. Era la época en que los medios comenzaban a legitimar el movimiento contracultural, pero también la época en que aparecieron, a mi gusto, las leyendas que forjaron nuestros gustos decibélicos.

Bien divertidos bordearon límites existenciales como ese de “no me gusta ni la escuela ni el trabajo, no me gusta ni la lucha ni el futbol, no voy a misa ni de relajo, no me consuela ni la mota, ni las pastas ni el alcohol”; o dieron lecciones para ligar nenas sabrosas, quizá apretadas, con “yo lo que quiero contigo es asunto muy aparte, es a picarte el ombligo a lo que aspiro yo tanto (…) dale de comer al conejito”; y qué decir de las que se hacen pendejas, “no te hagas, que a ti te está pasando lo mismo que a mí”; y para cerrar, la antiesnobista ecológica Nosotros somos los marranos con “hay que llenar el mar de orines para acabar con los delfines”.

No me hallo es el único disco infaltable de El personal. Los demás, Melodías inmortales (éste más o menos se defiende) y La última y nos vamos son como las segundas partes: chafas, malas, feas, quizá porque esperamos la misma frescura ácida de las letras y la voz de Haro.

Los sobrevivientes del grupo quisieron hacer esas segundas partes, bien intencionadas, pero tuvieron que comprender que como el primero no hay dos. Y sí, aventaron la toalla en una sabia decisión y dejaron que la leyenda hablara por sí sola.

Alipuzz

Ya circulan por ahí las letras embriagantes del Alipuz, fanzine cursi y rocanrolero. Su dirección electrónica es www.alipuzz.cjb.net, por si alguien quiere echarse un clavado mareador.

www.ucroniazz.blogspot.com
mentas: vlatido@yahoo.com.mx


jueves, octubre 07, 2004

Viejo indecente

·        Viejo indecente
 
 
 
Irreverente, anarquista, valemadrista, cogelón, bolo, mariguano, pedante, y mienta madres, Charles Bukowski es heredero de la literatura beat. Su obra se nutre de una realidad asfixiante, de una sociedad denigrante y corruptora. Hace crudos retratos de personajes urbanos: putas, mendigos, borrachos, jugadores, drogadictos, etcétera; expone la condición humana. Es, dicen, un escritor maldito.
 
Es chingón.
 
Hay a quien no le gusta. A algunos les caga leer sobre mamadas, cogidas y pedas. A otros les puede su no literatura, su estilo despreocupado que en nada se parece, por ejemplo, a la depurada técnica de los mejores best sellers.
 
Su obra circula por el subterráneo mundo de las letras. Ahí, en las cañerías donde libremente se gestan expresiones musicales, plásticas y literarias, es bien acogida. Pero a Bukowski qué le importaba si era leído o no por la crítica, por las buenas conciencias. Su obra fue más famosa en Europa o en Latinoamérica que en Estados Unidos. Los gringos, con su doble moral (religiosa y promiscua, mesiánica y subyugadora) no soportan la crítica desde adentro de su suciedad. Pero a él sólo le interesaba contar ese bajo mundo por el que anduvo. Su alter ego, Henry Chinasky, aparece en sus cuentos y novelas bebiendo trago, buscando mujeres y despilfarrando el poco dinero con el que contaba. Y así era Bukowski, una especie de gurú contracultural.
 
Sus textos encontraron resonancia en la cultura punk, resistente y destructora por antonomasia. Se convirtieron en la expresión de una generación posmoderna caracterizada por el desencanto, la desilusión, la anarquía y la negación del futuro. (Theres is not future, llegaron a decir los principales grupos punketos, como The clash y Sex pistols). Por eso vivieron el presente, lo gozaron haciendo una decidida apología a las drogas, al sexo y al rocanrolito (sé que es una frase hecha, pero es buena).
 
Anagrama, editorial española, publica y distribuye sus obras en México. Lo único malo es que en las traducciones abunda la jerga ibérica. Su prosa es exquisitamente pedante, pero los modismos españoles la ensucian. Proliferan palabras como follar, polla, hostia, coño, tío.
 
 Pero a fin de cuentas eso poco importa.
 
 

mentas: vlatido@yahoo.com.mx