Oficio de tinieblas

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sclc/vlátido

viernes, abril 22, 2005

Los muñecos del rock

Los muñecos del rock

Se dicen a sí mismos los representantes del rock ejidal. Quién sabe qué sea, exactamente, eso. Pero tienen un sonido característico, peculiar. Son tres los muñecos (en voz propia se denominan los nuevos símbolos sexuales de las jovencitas, los luismigueles del rock) que integran el grupo Tex Tex.

Sombrero, botas vaqueras y toda la facha de Bronco, o quizá de los eternos Tigres del Norte: así visten, pero tocan como los ZZ Top (al menos hacen el cover de La Grange) al estilo mexicano, pero muy mexicano.

La voz ronca de Lalo Tex, y su guitarra rocanrolera; el bajo sencillo, sin complicaciones, de Chucho Tex; y la bataca de Paco Tex (no le pega muy bien, pero le pega bien duro), forman a este grupo que inició su carrera musical a mediados de la década de 1980 con una canción (la misma que dio nombre a su primer disco) que todavía pega en sus toquines: “Toque mágico.”

Coro: “Tal vez necesite un toque mágico, mágicoooooo, algo que a mi vida quizá la haga cambiar”. Esos primitos, móchense.

Perdidos es el segundo disco. Es, para mí, uno de los mejores simplemente porque es auténtico. Refleja el sonido de la banda, ese que se escucha en los conciertos. Y las letras también son auténticas, sin buscar recovecos del lenguaje para decir, contar, sus preocupaciones: “Estoy aquí encerrado en la delegación, por usar el pelo largo y gustarme el rocanrol, y eso no lo pena la Constitución”. Para qué más complicaciones.

En el tercer disco, al que llamaron simplemente Tex Tex 3, hay buenas rolas que conservan el sonido de la banda. “Pancho panchito” es la preferida, además de esa para enculados, “Despedazado”. Ahí, claro, basta un par de chelas y dejar que el muñeco mayor desafine su voz para exigir “un pequeño favor, que te masturbes de vez en cuando pensando en mí”.

Con Te vas a acordar de mí, su cuarto disco de estudio, llegó la gloria mediática. Quién no recuerda las borracheras preparatorianas cantando “Me dijiste” o la canción que le dio nombre al disco. Tanto fue que hasta los muñecos salieron en Televisa y los programaban las estaciones radiofónicas, esas que viven de los éxitos de un día.

El quinto disco perdió el punch en los medios que llegó a alcanzar con el anterior. Se llamó Súbete al tren. Quisieron repetir la fórmula con el corte “Ahora que no vives conmigo”. Pero eso sí, conservaron la base de su sonido: rock bandoso, pegador, simple, cómico y con energía.

Además, todo mundo se divierte en sus conciertos, celebrando las ocurrencias de Lalo Tex y coreando las canciones, porque sí que son fáciles de aprender. Ah, y también porque venden mucha cerveza.

Mentas: vlatido@yahoo.com.mx

miércoles, abril 13, 2005

El circo sagrado

El circo sagrado

Me encanta Dios, pero me encabrona el Papa. No lo dijo Jaime Sabines. No sé si sea cierto que, como sí dijo el poeta, Dios sea un tipo cegatón y torpe con las manos; y tampoco sé si él ha enviado a tipos “excepcionales, como Buda, o Mahoma, o Cristo, o mi tía Chofi”. Y si también envió al Papa. Yo lo dudo porque nadie me ha convencido, ni lo he hecho por mi cuenta, de que existe.

Lo que sí es cierto es la sensiblería desbordada por todos lados con la muerte del Papa. Eso me encabrona. (Ya sé, y me lo han dicho, no debo hacer tanto coraje). Las pantallas de televisión casi lloran. Hasta tuve que acercarme al monitor para limpiar las lágrimas de los conductores que de un momento a otro, pensaba, se iban a salir, escapar, como en El Aro.

Eso fue un gran espectáculo, el circo mediático. Todo se coció a fuego lento, ante la desesperación de los periodistas quienes, un par de semanas antes, habían viajado a Roma para transmitir en vivo la muerte. Se desesperaron. Después estalló la noticia que, como siempre, capitalizaron las televisoras para llevar agua, dinero, prestigio, a su molino. “Fuimos los primeros en dar la noticia”. Eso es oportunidad. (Y también olfato carnicero).

Fueron horas, transmisiones en directo. Todo por el rating. Y porque, además, a bote pronto, a nadie hace daño que el Papa se muera. ¿O sí? Era anticomunista, intolerante, conservador, contradictorio y gastaba un chingo de paga. Ahora viene la política, los jaloneos, los intereses por dirigir a la Iglesia católica.

Después el desafuero de López Obrador, con un discurso que a veces pareciera viejo, pero es tan actual y peligroso que solamente unos cortes informativos y dos o tres notas opacadas por el barullo papal bastaron para los medios electrónicos. Eso no vende; además, pone en riesgo al país S.A.

No sé si Dios envió al Papa, pero esa noche, la de su muerte, fui al cine e hice el amor. (Por qué jodidos me acordé de Sabines, ni me gusta).


Zapping

Las plumas buscan donde caer, desprenderse, para que el viento se las lleve. A veces el espacio es virtual: la blogósfera. Ahí andan, posteando, el Navo, el Pulido, el pinchequijotedemierda y, ahora, también, el maese Mauricio Sáenz (www.demasiadofuror.blogspot.com). Se recomienda leer, aunque sea en la pantalla de la computadora. (Así dicen ser los posmodernos).

Mentas: vlatido@yahoo.com.mx