Oficio de tinieblas

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sclc/vlátido

jueves, septiembre 15, 2005

Daria y Changoleón

Daria y Changoleón



Para Talita

A medianoche Changoleón sale debajo de la cama. Furtivo, discreto, avanza pasito a pasito por las escaleras rumbo al techo. Contempla la luna. A veces se siente un gran astronauta y maúlla de placer. Changoleón cree que se pierde en la luna, la suya, la que descubre cada noche, paseando su lengua por sus hoyitos.
Miau, miaua, miau, miau, dice, se dilatan sus pupilas y cierra los ojos.
—¡Changoleón! ¡Changoleón! —grita su mamá en la madrugada. Pero Changoleón está entretenido. Sus garras escarban en el sostén de la luna en busca de pescaditos. Sabe que los pescaditos selenitas son bien sabrosos. No quiere whiskas.
Le gusta mucho la luna, que ya le puso nombre. Te vas a llamar Daria. A la luna le gusta.
La luna de Changoleón también tiene extensos mares. En la noche se ven mejor. A veces Changoleón se siente marinero. Utiliza un esnorquel, con sus gafitas. Se relame los bigotes cuando alcanza a ver pescaditos. Pero se alegra mucho cuando ve una estrellita. Las estrellitas están hasta el fondo del mar. Por eso Changoleón se alegra tanto cuando las encuentra. Se cansa, pero dice que vale la pena verlas. Las estrellitas brillan mucho en la oscuridad. Titilan. Changoleón dice que es mentira, que le hacen ojitos.
A Changoleón le encantan las estrellitas. Una vez Daria le enseñó cómo hacerlas. No es muy difícil, pero a veces queda cansado. Hacer estrellitas es la cosa más divertida. Con las manos les da forma, hace sus piquitos. Las pule con la lengua. Daria le dijo que hacer estrellitas es peligroso. Changoleón insiste en que es divertido. Además, tiene siete vidas, no se asusta. Ya hizo seis estrellitas en una sola noche.
Además de astronauta y marinero, Changoleón también es artesano. Las estrellitas le quedan bien bonitas que hasta ya pensó en patentarlas. Se van a llamar “Las galácticas estrellitas de Changoleón”. Es el único en la galaxia que hace seis en una sola noche.
No le ha querido poner nombre a las estrellitas y a los pescaditos. Lo que hizo fue llevarse algunos a su casa. A los pescaditos los tiene en una pecera, debajo de la cama. A las estrellitas las colgó de la pared. En la noche le hacen ojitos. Changoleón ronronea. Cuando tiene hambre se come a los pescaditos. Debajo de la cama chupa las espinitas.
Changoleón se entristece cuando está nublado. No puede ver a Daria. Se sienta en la azotea y maúlla recio para que comience a llover. Porque si llueve el cielo se despeja. Ha pasado que sus maullidos de nada sirven. Si tiene pescaditos se los come e intenta hacer estrellitas solito.
Changoleón, pobre gatito, tiene que esperar otra noche para contemplar a la luna. Mientras sueña que nada en los mares de Daria, que hacen estrellitas y que juntos comen pescaditos.


mentas:vlatido@yahoo.com.mx

3 comentarios:

Héctor Anselmo dijo...

Poca madre, mi hermano.
Saludotes.

Anónimo dijo...

Ese Philip Anselmo,que peces, gracias por leer estas mamaditas, también está chido tu blog. vgr.

Héctor Anselmo dijo...

ja ja ja.. no tanto como el suyo, la neta es que mi blog se mantiene apagado casi todo el tiempo debido a la carga de pensamientos funestos pero ahi vamos, la neta es que deseo mejorarlo... ah y en virtud que de que nos quedamos sin PALABRAS MALDITAS, le invito a que me visite de vez en cuando en mi nuevo refugio literario NUESTROMUNDO.ORG
saludines y gracias por el honor de llamarme Phil...