Oficio de tinieblas

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sclc/vlátido

jueves, septiembre 29, 2005

La imaginacion secuestrada

La imaginación secuestrada



Dicen que todo lo que ocurre en el tiempo se puede narrar. Dicen, además, que todo es narración, como quitarse los zapatos para dormir. Solamente hay que contarlo. Hay quienes se deciden por la narración para ejercer su oficio, aunque ello signifique, para otros, un contrasentido.
Digo esto porque la historia y el periodismo tienen un punto de convergencia: el relato. Los acontecimientos, uno a uno, se encadenan y se devela una narración. Y para hacerlo se necesita imaginación.
El periodismo encuentra las historias en el tiempo inmediato. Lo que pasó ayer, hace una semana, hace un mes, incluso hace pocos años, puede ser reconstruido, hilvanado por el periodista. El reportaje es a la novela como la crónica al cuento. Incluso la nota informativa (la seriedad, la precisión y economía en el lenguaje, la cacareada objetividad) encierra una historia.
El ejercicio ya lo hizo Truman Capote en A sangre fría, donde narra el asesinato, a sangre fría, de una familia en Kansas, Estados Unidos. Es un gran reportaje novelado o, es lo mismo, una novela de no ficción. Y Gabriel García Márquez, quien además de ser escritor es periodista, lo hizo en Relato de un náufrago, la crónica de un marinero colombiano que permaneció varios días en el océano, a la deriva, en una balsa.
Los historiadores prefieren las explicaciones de larga y mediana duración, en las que los personajes y los acontecimientos no tienen cabida. Hacen historia sin personajes; describen estructuras, no narran. Ese trabajo lo han dejado a los escritores. La novela histórica es el ejemplo. Los novelistas se meten a los archivos, investigan, leen lo que se ha escrito; novelan la historia. La novela histórica es la reescritura de la historiografía. Un palimpsesto.
La guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa, es una de las mejores novelas históricas que he leído. Recrea el levantamiento mesiánico en Canudos, Brasil, a finales de siglo XIX. En México hizo lo mismo Rosario Castellanos en Oficio de tinieblas. La novela cuenta el levantamiento tzotzil de 1869, para algunos mesiánico, aunque trasladado a la época cardenista.
La historia y el periodismo contienen los elementos para crear un relato. En ambas disciplinas se habla de las acciones de nosotros, los seres humanos. En las historias que quieren contar hay una trama. Ambas, además, pretenden la verdad, hallan la historia en el tiempo. La literatura, en cambio, la halla en su tiempo, la inventa. (Algunos filósofos dicen que esas historias, las históricas o periodísticas, y las ficticias, son verdaderas porque suceden en “un” tiempo).
Todas las historias están ahí, en algún lugar, encapsuladas para que alguien se anime a decirlas, a contarlas. Todo se ha escrito. Los literatos dicen que el problema no es contar lo mismo, sino contarlo de manera diferente. Por eso no hay malas historias, sino malos escritores. (¿Puede decirse eso de los periodistas e historiadores? ¿No importa contar lo mismo siempre y cuando se haga de manera diferente?)
Los historiadores y los periodistas, aun teniendo las historias a la mano, no las cuentan, las describen. Quizá su formación científica, en los primeros, y la objetividad del oficio, en los segundos, les secuestran la imaginación.


Zapping

Y cuando desperté mi cerveza se había terminado. ¡Argh!

mentas: vlatido@yahoo.com.mx

8 comentarios:

Héctor Anselmo dijo...

Ah, cabrón, pues aquí no hubo mamaditas... qué texto tan chido carnalito, como que más serio y mas reflexivo que los otros... espero que si le vaya a atorar al proyecto de Palabras Mladitas sería bueno tener sus letras ahí
saludos

Héctor Anselmo dijo...

Ah, cabrón, pues aquí no hubo mamaditas... qué texto tan chido carnalito, como que más serio y mas reflexivo que los otros... espero que si le vaya a atorar al proyecto de Palabras Mladitas sería bueno tener sus letras ahí
saludos

nacho dijo...

La novela histórica es ficción. Parte de hechos reconocidos como verosímiles para dar una determinada apariencia o enviar un mensaje de tipo ético o moral. Pero la historia también tiene su grado de ficción. "Colón descubrió América" es una frase que venimos escuchando desde parvulitos. ¿NO había gente en América cuando Colón llegó?, Entonces ¿descubrió América desde qué punto de vista?
Y ahí te vas... todos los hechos narrados, incluso las notas periodísticas llevan una carga subjetiva o ficciosa. Observa cómo reporta El Universal el enfrentamiento de Madrazo con los seguidores de Elba Esther Gordillo y luego cómo lo reporta La Jornada, un mismo hecho tiene dos interpretaciones y se carga de determinado lado.
En la nota roja igual: Un diario dice que el del Vocho tuvo la culpa, otro dice que el camión. ¿Entonces?
Saludos.
humphreybloggart.blogspot.com

Vlátido dijo...

Que onda esos mis ùnicos ciberlectores, muchas gracias por las visitas y por los comentarios. Todo lo que escribimos es ficciòn, aunque pretenda ser verdad. Y màs si lo que pasò lo vimos cuando estàbamos pedocles; o escribimos màs pedocles. La novela històrica se basa en hecho documentados como verdaderos para recrearlos como verosìmiles. No deja d eser ficciòn. La historia sesga el recuerdo y convierte en ficciòn los hechos reales. El periodismo pues lo escriben una bola de mafufos chayoteros con una lìnea bien definida. Todo es ficciòn, como mi cuarto, donde me acuesto todas las noches con cada una de las conejitas de playboy. ¡Lo juro!

Héctor Anselmo dijo...

Carnalito, si no mal recuerdo, ustè vive en Chiapitas, no?... si es asì, espero que no la estè pasando tan fregada como el resto de la poblaciòn de esas tierras... saludos...

Héctor Anselmo dijo...

Carnalito, si no mal recuerdo, ustè vive en Chiapitas, no?... si es asì, espero que no la estè pasando tan fregada como el resto de la poblaciòn de esas tierras... saludos...

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Anónimo dijo...

Acá en Chiapas la cosa está de la chingada. Da un chorro de dolor ver las imágenes, sentirlas. No da para escribir pendejaditas, sino todo lo contrario. Que imaginación, que ficción, que realidad. Mecae. Y uno con puñetas mentales. Capaz y sí. vgr.