Oficio de tinieblas

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sclc/vlátido

jueves, diciembre 09, 2004

El corazón no se equivoca

· El corazón no se equivoca



La puerta de la farmacia se abrió lentamente empujada por la escoba. Mara barrió y arrastró la basura hacia la calle. Inmediatamente, con el recogedor, la llevó hasta el bote. Después entró en el establecimiento para atender a Óscar.
—Por favor unas aspirinas.

Mara tomó un banco para alcanzar el medicamento. Al subirse dejó al descubierto sus muslos. Óscar se regodeó por un momento. Apartó la vista cuando ella volteó para bajar con las aspirinas.

—¿Cómo sigue lo de tu corazón? —preguntó.

A Óscar se le iluminaron los ojos pues los doctores le habían avisado, una semana antes, que él seguía en la lista. Estaba feliz y desesperado, todo era cuestión de un par de días más. Al mediodía y en las noches ponía la radio para escuchar la nota roja en los noticiarios.

Esperó que cayera la noche para regresar a la farmacia. Había invitado a Mara a dar un paseo a la orilla del río que atravesaba la ciudad. La noticia y las horas transcurridas lo agobiaban. Ya no aguantaba más, por eso decidió que esa noche haría el intento. A sus 50 años sabía que iba a rehacer su vida. Mara, bella, saludable, joven, con un corazón fuerte, era un buen prospecto.

Ella lo intuía, estaba dispuesta a decir que sí.

En la ribera, tomados de la mano, caminaron hacia una pequeña caída de agua. El chasquido del agua reventando en las piedras y el canto de los grillos los arrullaban. Sin decir palabra alguna, Óscar besó tiernamente los labios de Mara. Ella respondió primero de la misma manera, pero en un arranque hormonal lió su brazo por la cintura de él y lo pegó a su cuerpo intempestivamente. Rodaron en el suelo.

Óscar decidió que había llegado la hora. Su transplante de corazón no podía esperar más.

La puso de espaldas, en el piso, y recogió un leño que estrelló sin miramientos en la nuca de Mara. El golpe seco, contundente, pareció enmudecer la noche.

Al siguiente día, Óscar telefoneó al hospital. Quería saber si ya habían encontrado un corazón para él.



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